Me queda cerca Orbea. Creo conocer bastante bien el camino que esta marca fabricante de bicicletas ha recorrido en los últimos años. ¿Por qué la menciono? Porque su gama actual de bicicletas me sirve para entender la diversidad de quienes andamos en bici. Por cierto, un detalle previo. ¿Toda persona ciclista es cicloturista? Va a ser que no. ¿Es potencialmente cicloturista? Va a ser que sí. Andar en bici no nos hace cicloturistas, pero sí que la amplia y diversa comunidad del cicloturismo es buen ejemplo del poder de la bicicleta como estilo de vida. Quienes se definen como cicloturistas conforman una tribu dentro de otra tribu aún más grande, la ciclista.
Decía que me sirve la gama de producto de Orbea como punto de partida para imaginar cicloturismos diferentes. Monte, carretera y ciudad… o una combinación de estas modalidades. Ya tenemos tres hilos distintos de los que tirar. Vamos, por ejemplo, primero con la bici de carretera. ¿Imaginas a una persona cicloturista sin alforjas, sin bolsas de bikepacking, con las piernas depiladas, ropa muy ajustada y que quiere emular las gestas ciclistas de las grandes carreras del calendario internacional? Ah, que me dices que esta no es tu idea «cicloturista». Te entiendo. Pero creo que tenemos que ampliar miras.
Bilbao, 1 de julio de 2023. El Tour de Francia parte desde la zona del museo Guggenheim. Las multitudes se agolpan en la salida y a lo largo de todo el recorrido. Detrás del evento deportivo en sí, hay otros objetivos muy claros. Somos un destino ideal para quienes practican ciclismo. Bueno, mejor decimos un determinado tipo de ciclismo. ¿Le vamos a ofrecer a quien venga por aquí una experiencia con una bici de gama baja, con alforjas y por carreteras de quinto orden mal asfaltadas? Te dejo para que pienses cuál sería el nicho al que dirigir tu oferta cicloturista si tu vehículo de promoción es la salida del Tour de Francia.
Orbea presume de sus bicis de carretera enfocadas, claro está, a que te creas que puedes establecer algún que otro KOM. Si no lo entiendes es porque no eres de la tribu. El cicloturista de carretera de las grandes gestas quiere seis o siete kilos de bici y buenas carreteras. Y buenos puertos. Sintonizaría, por supuesto, con una cierta parte de la comunidad ciclista local. Te dejo pensando en esta interesante conexión.
Y en esto estábamos cuando llegó el gravel. Bicis que buscan un territorio a mitad de camino entre el monte y la carretera. Aparecen las bicis con manillares de carretera (que van evolucionando, claro), con ruedas más anchas y de cierto taqueado, y con las que, se supone, no ir tan lento como con las de montaña clásicas. Parte de la tribu de la licra de carretera de la que te he estado hablando antes, comienza a tomar posesión de este nuevo territorio. Y (re)aparece el bikepacking, una versión evolucionada de las alforjas de toda la vida. El marketing hace su labor y la gente compra y se deja dinero en el nuevo nicho. Hoy, toda una realidad. La persona cicloturista de gravel es harina de otro costal. Ahora mismo sujeta incluso a nuevas segmentaciones. El cicloturismo gravel engloba hoy varios nichos.
¿Y qué hay de la bici de montaña de toda la vida? Me refiero a aquella que un día hasta nos llegaron a regalar las entidades financieras cuando te sometías a sus condiciones. Aquel fenómeno de los años 80 y 90 hoy es un mercado poliédrico con bicis de XC, trail, maratón, enduro o descenso. Seguro que me dejo cosas. Pues bien, algunos de esos artefactos son carne de cañón para el cicloturismo. Es mi caso, por ejemplo. Yo siempre he entendido mi bici de doble suspensión como una máquina polivalente para hacer (casi) cualquier cosa que se pudiera definir como cicloturismo. Mi idea siempre ha sido que la práctica cicloturista se intentara parecer a lo que hago habitualmente cuando pedaleo por aquí, cerca de casa. La diferencia de mi versión cicloturista: que encadeno varios días o semanas de pedaleo y conozco lugares nuevos.
¿Quieres un ejemplo concreto de oferta especializada? El caso que me viene enseguida a la cabeza es el de las estaciones de esquí que, en temporada estival, ofrecen pistas (con diferentes niveles de dificultad) para hacer descenso. Por mis viajes a Andorra veo muy clara la apuesta de Vallnord (hoy en día quizá más conocido como Pal Arinsal) para situarse como un destino preferente del downhill. El Bike Park de Pal Arinsal cuenta con una infraestructura de más de 40 km de pistas, muchos de ellos enfocados hacia la modalidad de descenso. Hasta yo mismo me he atrevido con uno de sus circuitos. Sí, hay cicloturistas que buscan saltos, peraltes, raíces y zonas técnicas. ¿O no los llamamos cicloturistas?
De todas maneras, hay que tener en cuenta que, por supuesto, el cicloturismo clásico cuenta con sus marcas y bicis de referencia. Surly sería el caso más evidente. Seguramente que los frikis del asunto enseguida nos mencionarán la Surly Long Haul Trucker –hoy en día con un aviso mosqueante en su web–, una bici que bien podría ser el paradigma de la polivalencia para cicloturistear. Su construcción robusta, con el acero CroMoly de toda la vida, un diseño pensado para la carga (con un pedalier bajo y unas vainas largas) y puntos de anclaje abundantes, así como su versatilidad de ruedas, la han alzado al pódium de las bicis de cicloturismo clásico. Ah, y no me olvido de otro modelo, como la Genesis Croix de Fer de mi amigo Juan.
Por otro lado, no hay que olvidar, además, que tradicionalmente el cicloturismo se ha asociado a presupuestos muy ajustados. Así pues, es notorio que existe el nicho de quienes usan bicis de gama baja a las que lo único que le piden es que aguanten sus viajes sin averías incapacitantes. Por supuesto, una bici normal siempre es más fácil de reparar. Nada de frivolidades técnicas: se prioriza la sencillez y la robustez.
Ya ves que solo estamos hablando de bicis. O sea, de la parte ciclo y no de la parte turismo del concepto global cicloturismo. De esta segunda parte de nuestro sustantivo compuesto –cicloturismo– hablaremos otro día. Este artículo pretende aportar un primera argumento en torno a la diversidad del cicloturismo actual.

