Un 31 de marzo de 2005 abrí lo que entonces era un blog. Al candor de las promesas que traía consigo la web 2.0, fui de los que pensaron que se abría un escenario de oportunidad. De hecho, lo fue, de eso no me cabe duda. Me permitió conocer a colegas con quienes compartía cierta manera de enfocar el trabajo de consultoría. En 2003 había comenzado mi aventura de Consultoría Artesana en Red y en 2005 sentí que comunicar a través de un blog encajaba a la perfección con mi idea de compartir experiencias. Visto desde la distancia, escribir en aquel blog me proporcionaba tres grandes satisfacciones.
La primera, nunca lo negué, era de puro egoísmo. Siempre me ha gustado escribir y el blog era la herramienta de aquel momento. Al margen de lo que sucediera con lo que escribía, aquel blog fue una válvula que me servía para regular la presión interior. Desde el principio me deshice de cierto pudor y comencé a compartir contenidos que enseguida encontraron almas gemelas en un ciberespacio en el que las miradas optimistas eran mayoría. Internet nos proporcionaba un espacio colaborativo inmenso. Eran los tiempos felices de la web 2.0.
Una segunda satisfacción tuvo que ver con darme cuenta de que había otras personas con las que compartía profesión y que nadaban en aguas cercanas a las mías. De hecho, sin el blog de 2005 no habría sido posible lo que hoy, veinte años después es REDCA, la Red de Consultoría Artesana. El hecho de poder exponer nuestras reflexiones y de interactuar sobre la base de lo que escribíamos fue el caldo de cultivo para dar un paso adelante y hacer realidad un auténtico trabajo en red. Aquel blog permitió construir un modelo de relación entre diferentes sobre la base de unos consensos básicos que fueron evolucionando con el tiempo y que me proporciono un brutal espacio de aprendizaje.
Por último, un tercer motivo que me llenó de orgullo y satisfacción fue que aquellos contenidos servían para que otras/os colegas de profesión pudieran reutilizarlos. Siempre pensé (y sigo pensando) que el conocimiento pide a gritos salir de la esfera personal para interactuar con el de las demás personas. Exponernos en un blog era una manera sencilla de decirle al mundo: comparto lo que sé y si te puede servir, estupendo, úsalo de forma responsable.
Hoy, veinte años después, el mundo, claro está, no es aquel de 2005. Siento una profunda decepción en torno a la forma en que ha evolucionado la producción de contenidos profesionales. Las satisfacciones intrínsecas han dejado paso a un modelo esclavo del impacto que se supone que tienes que conseguir. Se generan contenidos a partir de unos objetivos: notoriedad, reputación y conversión de leads condicionan todo. Obligados a medir, escribimos para satisfacer a los indicadores, que se convierten en la verdad absoluta. La larga cola sigue estando presente, pero tú y yo no somos nadie si los números no avalan en volumen lo que generamos.
La frecuencia de posteo en este blog –que un día, según parece, pasó a ser «sitio web» y perdió cierta esencia original– se ha vuelto errática. Mis travesías en bici de montaña son, ahora mismo, lo que asegura regularidad en momentos concretos. Si estoy de ruta habrá crónica diaria en el blog; si no, no esperes el ritmo de producción que un día me caracterizó. No encuentro la motivación para hacerlo. No me siento cómodo en un ciberespacio que se ha degradado hasta límites insospechados. Las redes sociales se han vuelto unos monstruos ingobernables que exigen pleitesía diaria. Me retraigo. Ya me di de baja del difunto Twitter y no he sido capaz de encontrar motivo para volcar actividad en Bluesky. Facebook e Instagram me provocan una enorme pereza. ¿Solo me queda este refugio?, ¿este blog caduco sin apenas ya comentarios? Quizá es ley de vida.
Mi ciclo vital, camino de los 61 años, me conduce hacia lugares apartados del tráfico mediático de las redes sociales y su sobreexposición. Menos es más. Quizá debiera reconsiderarlo, pero ha llegado un momento en el que, en realidad, escribo básicamente para mí. Ya, siempre fue así. Era la primera satisfacción íntima que comentaba antes. ¿Me he vuelto un ermitaño, un eremita que se encuentra a gusto en su cueva?
Puede ser que deba aceptar que, simplemente, me hago viejo, que critico el ¿progreso? tecnológico porque es lo que debo de hacer a mi edad. Me vuelvo generacionalmente predecible. He perdido la capacidad de revolverme contra la bestia y buscar resquicios por los que buscar la salida. Sí, este sitio web, veinte años después, sigue en pie. Con más o menos dignidad. Con algún que otro guadiana que puede preocupar. A finales de este mes tengo una reunión con quienes me llevan la administración para tomar decisiones porque las copias de seguridad de este mastodóntico dinosaurio son un quebradero de cabeza. Ha podido llegar el momento de mostrar el contenido de años atrás de otra forma. No sé, me he comprometido a hacerles una propuesta para subir más ligero esta montaña en que he convertido consultorartesano.com.
Un 30 de marzo de 2005 publiqué mi primer post. En mayo de 2025 ya casi nada es igual. No soy la misma persona, la tecnología no es la misma, mis necesidades vitales han virado hacia otros territorios. No me voy a poner cenizo, no es el caso ni mucho menos, pero ¿qué voy a hacer cuando la actividad profesional pase a ocupar un lugar mucho menos relevante en la persona que soy? ¿Qué hago con este dinosaurio?
Imagen de Simon Berger en Pixabay.
13 comentarios
Gracias Julen por seguir compartiendo conocimientos, aunque te de la sensación de que escribes sólo para ti. Somos muchas las personas que seguimos leyendo todo lo que publicas y la ausencia sería un hueco al que echaríamos en falta, no lo dudes. Hay momentos en la vida, la vida es un momento y ese momento nunca vuelve a ser el mismo, nos adaptamos a la vida según viene ésta. Hoy, una vez más me ha gustado leerte. Seguiré mientras pueda. Gracias por compartir.
Un gusto saber que andas por ahí, Venan. Gracias por tus palabras :-)
Hola, Julen. Aquí un comentario, para que veas que todavía se publican. También como una señal de agradecimiento por todo lo que has publicado. Lo primero, entiendo lo que dices y me identifico con buena parte de tu sentimiento. Describes bien la evolución que esto de escribir blogs ha tenido. Yo, como bloguero de 15 años, también noto ese «declive» de entusiasmo, pero lo he naturalizado y no me causa ninguna decepción. Lo he resuelto, como creo que se hace todo en modo viejuno, bajando las expectativas. Tú mismo lo dices: «ha llegado un momento en el que, en realidad, escribo básicamente para mí». Y cuando haces eso, solo te interesa ser sincero contigo mismo, disfrutar jugando con las palabras, dejar documentadas cosas que te interesa que no se las lleve el viento (sigo buscando en mi blog cosas que he olvidado, y que no han perdido vigencia), y, de vez en cuando, llevarme la sorpresa de que alguien me agradece por haberle ayudado con algo que escribí. Todavía meneo mis posts por redes sociales, pero sin NINGUNA expectativa de tráfico, y eso produce un alivio tremendo y nos hace más libres. La idea de «escribir para comprender» creo que me ayuda a entender también el valor de lo que se publica, con independencia de lo que pase fuera, en el mundo de Internet. Pues nada, cada uno a escucharse y a responder a nuestros ciclos vitales. A mí, siendo egoísta, me gustaría seguir leyéndote. Un abrazo!!
Desde luego que no me cabe duda de que a mí también: escribir me hace bien. Me apunto lo de naturalizar el declive del entusiasmo jejeje.
Espero que te vaya todo bien, Amalio. Un abrazo enorme de vuelta.
Querido Julen. Evolucionamos y eso es bueno si seguimos haciéndolo en compañía. Todo mi apoyo en la evolución. Necesito seguir bebiendo de consultorartesano.com
Una alegría. Este año 2025 la Red Innovación Social ha evolucionado hacia una plataforma comercial con los mismos valores. Ahora se llama Innovación Social Artesana. Desde Canarias se te echa de menos. Un abrazo fuerte. http://www.innovacionsocialartesana.com
Por aquí nuestra conexión con el archipiélago sigue en pie jejeje. Sobre todo, como ya sabes, con la isla de El Hierro, que sigue siendo nuestro refugio para ganar en tranquilidad y sosiego. Y que sea por muchos años. Me alegro mucho de que sigamos con la idea de que la artesanía es un concepto poliédrico, que llena de sentido gran parte de nuestra actividad profesional.
Un abrazo grande, José Carlos.
Pues me ganas en esto del blogueo en dos años y cuarenta y cinco días. Que en edad soy un poco mayor yo, jajaja, pero mi humilde blogsito (seguro que te suena quién lo escribía) cumple los dieciocho esta semana.
La sensación, un poco lo que decís. O como dice Lorena Fernández, no somos unos sintecho digitales.
Nos seguiremos leyendo (y sudando con tus crónicas de las rutas ciclistas).
Somos un poco carcamales jeje
Kaixo Julen,
Pues sí, lo que tú sientes como escritor, lo siento yo como lectora. Hubo una época que me nutría de reflexiones y conocimientos que generosamente se compartían en los blogs, pero ahora (casi) todo me resulta repe y deslavazado.
Creo que yo también me estoy haciendo vieja (¿o más sabia?)
Ya ves, te sigo leyendo
Leer, desde luego, es la otra cara de escribir. Fíjate, a mí también me ha sucedido que cada vez me cuesta más la lectura sesuda de textos académicos. Ahora disfruto con la novela negra o con literatura en torno al ciclismo. Leer, sí, sí, un gran placer ;-)
Mila esker, Deiane.
Aupa Julen. Pues mi blog de viajes en bici también nació en 2005. Pero no tanto por compartir con el resto del mundo vivencias y experiencias, si no más bien como un diario de a bordo, unas memorias globeras a las que poder recurrir cuando las neuronas no recordaran detalles.
Recuerdo hace años en una charla en Córdoba que ponías cifras a tu singladura por la blogosfera (1 post diario) ¿Cuál es la cifra actual de entradas?
Ahora, Fran, es que ni llevo estadísticas. El post diario solo sale cuando estoy de ruta… eso quiere decir que debería estar siempre de ruta con la bici para cumplir ese objetivo jejeje. Va a ser eso, ¿no? No sé, ahora la media puede ser de 2 o 3 a la semana, más o menos. Depende de épocas, también.
Fuiste un ejemplo para much=s como yo, que veíamos una manera de expresarnos de forma natural en eso de la red, que luego se transformó en las redes, qué cosas.
Y creo que el ejemplo, y el compromiso debe mantenerse. quizá la edad y la perspectiva nos haga ver que aquello no es lo de hoy, como seguro tampoco será lo de mañana.
También creo en «mi» blog, en nuestro blog (el de REDCA), y creo que debemos seguir esa estela al ritmo que marque nuestro propio interés y nuestra propia satisfacción.
Como ves, en el fondo, te seguimos leyendo.
A mí me falta poco también para la efeméride del mío. así que seguiremos en esa brecha, no me cabe duda.
Abrazote grande… y gracias por todo lo que nos has enseñado, nos enseñas, en estas andanzas