Nuestros vecinos de Cedillo

by Julen

De vez en cuando vienen vecinos a casa a hablar por teléfono. Normalmente es porque van a hacer alguna conferencia. No sé cuánta gente tiene teléfono en el barrio, pero en casa hace un tiempo que lo tenemos. Es el 508. Así que esta es la manera en que nuestros vecinos hablan con sus familiares. Mi madre me ha explicado que son de un pueblo de Cáceres que se llama Cedillo. Nunca he estado allí, pero algún día me gustaría ir.

Con quienes más relación tenemos es con los vecinos de abajo, con María, Julio y sus hijos. Son de Cedillo, por supuesto. Desde que tengo uso de razón los he visto casi como una segunda familia. Bueno, en realidad, como hacemos mucha vida en la calle, jugando o lo que sea, es inevitable el contacto. Sé que mucha de esta gente ha venido simplemente porque no tenían trabajo allí donde vivían. Y como por aquí no hay más que fábricas, no lo han dudado: han hecho la maleta y han dejado atrás su Cedillo natal.

Me han contado también que hay un camión que cada verano suele llevarse para allá muebles y no qué cosas más que creen que pueden serles útiles allá en su pueblo. No sé si será verdad. He mirado en el mapa y Cedillo queda muy lejos. Lo he encontrado en un libro de Geografía que tenemos en clase. He visto que queda apartado, en una esquina de Extremadura, pegado a Portugal. Sí, ahí está. A veces he escuchado en casa que a una vecina la llaman “la portuguesa”. Supongo que será de allí. Aunque su habla se entiende bien, enseguida se aprecia que tienen otro acento.

Con diez años me imagino la aventura de venirse desde allí. En casa hace poco que tenemos coche, un Seat 124 de color blanco. Lo compraron el año pasado. Mi madre es la que conduce, no mi padre. Les oí hablar el otro día que querrían ir de vacaciones el verano que viene con el coche nuevo. Ni sé los kilómetros que hay hasta el Mar Mediterráneo. Dicen que quieren ir a Benidorm. A mí me parece una aventura. No es comparable a la de quienes han venido por obligación, pero estos viajes tan largos tienen algo especial. Quién sabe si alguna vez podré viajar a otros países. En casa tenemos una bola del mundo. Se ven cientos de países, con colores diferentes. He mirado si podía encontrar Cedillo, pero no lo he visto. Supongo que no caben todos los nombres ahí. Me hubiera hecho ilusión encontrarlo.

Imagen de Alexa en Pixabay.

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