Memento mori, de César Pérez Gellida #NovelaNegra 107

by Julen

En el último post de esta sección dedicada a reseñas de novelas del género negro nos hacíamos eco de la última que ha publicado César Pérez Gellida, Bajo tierra seca. Con ella se hizo acreedor al Premio Nadal 2024. Pues bien, desde la última novela de este autor vallisoletano hemos viajado al otro extremo: a la primera que publicó. Se trata de Memento mori. Ya comentamos en ese post al que hago alusión a que Amazon Prime la ha convertido en una serie de seis capítulos. Esta novela, por cierto, es la primera entrega de la trilogía Versos, canciones y trocitos de carne.

Me ha resultado curioso encontrar un registro tan diferente respecto a Bajo tierra seca. Bueno, parece lógico si simplemente vemos que entre ellas hay un espacio de once años. Esta novela se mueve en un terreno muy clásico en el que los ingredientes son «los que tienen que ser». El autor ha elegido al asesino en serie «fascinante», muy en línea de un Patrick Bateman (salvando las distancias), aunque, si cabe, puesto al día con algunos otros ingredientes muy actuales. Eso incluye, por supuesto, su habilidad para jugar a la ciberdelincuencia. Desde aquel American Psychonuestra reseña #02– hasta Memento mori, los más de veinte años transcurridos permiten añadir este recurso.

Creo que la novela consigue generar suficiente interés como para avanzar rápido en la lectura. Insisto en que todo el tiempo he tenido la sensación de viajar por lugares muy conocidos dentro del género. Quizá la trama lo haya buscado intencionalmente para intentar asegurar el tiro. ¿Qué piezas no deben faltar en un buen thriller psicológico? Repasadas las que sí o sí deben estar, solo queda irlas disponiendo en un puzle que va obsequiándonos con… lo que ya esperábamos. Incluso, el simple hecho de que se presente como trilogía obliga a un final que no podía ser otro.

La novela está repleta de referencias musicales y literarias. Las primeras sirven para tender un puente artístico con figuras destacadas del indie nacional. Las segundas supongo que pretenden elevar el supuesto nivel literario. A mí, particularmente, a veces me parecían excesivas, tanto unas como otras. No obstante, pensando en los creadores de la serie, el texto les facilita ingredientes para traducirla a la pantalla.

En fin, ha sido un pequeño juego comparar esta primera novela de César Pérez Gellida con la última, la que, en mi caso, leí en primer lugar. Situadas en dos contextos geográficos e históricos diferentes, son dos botones de muestra muy distintos de lo que este autor es capaz de escribir. Bien por él, por su evidente habilidad para transitar hacia universos variados. Y sí, hay algo en su estilo que sigue presente. Sea en la psicología de Augusto, el asesino en serie de la primera, o en la de Antonia Monterroso, su homónima de la última, el poder de este tipo de personajes para atraparnos en la lectura es más que evidente. Vamos, de las que me he leído en dos o tres días.

Así era una jornada normal en la vida de Augusto, y así llevaba siendo desde que regresó de Alemania, hacia casi siete años. Ahora sabía que había llegado el momento de incluir otra tarea en su rutina, necesitaba enfrentarse a un reto que estuviera a su altura para justificar su existencia. Lo tenían decidido y Augusto había dado el primer paso, el más importante.

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