Mi lista de 15 consejos para tu viaje en bici por Noruega

by Julen

Este va a ser el penúltimo artículo de los relacionados con la ruta en bici por Noruega. El último será el de balance final de la ruta. Este lo enfoco desde el punto de vista de ayudar a quien esté pensando en irse para allá. Por supuesto, mi experiencia es muy limitada: he estado pedaleando tres semanas, del 13 de julio al 2 de agosto, y por determinadas zonas de Noruega. Así pues, con ciertas precauciones –porque quizá en otras épocas y por otros lugares del país el aprendizaje hubiera sido diferente–, aquí te va una lista de consejos. Algunos son muy obvios, otros no tanto.

1. Elige por dónde vas a querer pedalear

Vale, es una obviedad. Por supuesto, esto tiene que ver con el tiempo disponible y la época del año en que te vayas a ir para allá. Noruega concentra su población en la parte sur del país. A medida que vayas hacia el norte, habrá menos infraestructura con distancias más largas sin quizá servicios de soporte. No obstante, hasta Trondheim, mi ciudad más al norte (sigue siendo zona sur del país), casi siempre he visto «civilización» cerca. Si, además, te fueras con tienda para hacer vivac, menos problema aún. De todas formas, elige qué es para ti imprescindible y en función de eso, considera distancias pedaleables. En trenes y barcos no deberías tener problemas para moverte fácil con tu bici y ampliar así tu «radio de acción», mientras que en autobuses no estaría de más alguna que otra gestión previa si fuera el caso de que los vayas a emplear. Si vas en bici, por la orografía, piensa que tendrás que emplear, casi seguro, otros medios de transporte complementarios. Subir hasta las islas Lofoten o Cabo Norte, con tres semanas disponibles, es una quimera.

2. La orografía lo complica todo: prepara (algo más de lo normal) tu viaje

Como decía, pedalear por Noruega va a incluir, tenlo por seguro, emplear medios de transporte complementarios. Es útil que, por ejemplo, eches un vistazo a qué túneles están o no permitidos para las bicis. Ten a mano también webs para consultar autobuses y barcos. Así pues, no tengo duda de que irse para allá requiere cierto conocimiento previo del terreno que vas a pedalear. Ahora bien, cada cual le confiere más o menos «aventura» a su viaje, claro está.

3. El país, es caro, vaya obviedad: mejor si viajas en compañía

Así pues, para alguien que viene del sur de Europa, mis consejos para abaratar costes incluyen varios frentes. Pero, en primer lugar, mejor si viajas con alguien más. Los alojamientos en cabañas (cabins) puede ser una muy buena opción para 2-4 personas. Si a eso le añades una considerable dosis de comida comprada en supermercados, mejor. No queda sino ajustar presupuesto. Al final, no te voy a decir que te acabas acostumbrando a pagar un café (no expreso) por 4 euros o una pizza en un kebab por 20, pero con el tiempo vas normalizando esos precios, ¿por qué? Vamos al siguiente consejo.

4. No, no hace falta que lleves dinero en metálico

De verdad, no hace falta. Todo se paga con tarjeta y si necesitas metálico siempre lo puedes obtener en algún supermercado. Por eso decía antes que acabas por «normalizar» lo caro: creo que con tarjeta no tomas tanta conciencia de que el dinero va desapareciendo. En fin, pros y contras, pero todo se paga con tarjeta. Y sí, hay lugares donde no aceptan dinero en metálico.

5. Mira bien si puedes evitar multitudes

Noruega es un destino turístico con determinados lugares masificados. Extraño en un país con solo cinco millones de habitantes. Sin embargo, es más que evidente: figura en la lista de territorios apetecibles para el turismo masivo. Lo más evidente: los fiordos de Geiranger y Nærøyfjord, o el tren Flåmsbana. Claro está que esa ha sido mi experiencia a partir de mi limitado recorrido. Creo que si volviera a diseñar la ruta… volvería a caer en esas turistadas. Es el peaje que hay que pagar. Eso sí, son evitables hasta cierto punto porque la belleza de los paisajes de los fiordos la vas a encontrar más allá de esos dos que son patrimonio natural de la humanidad.

6. Ropa para la lluvia y el frío, aunque vayas en verano

Creo sinceramente que acerté al llevarme chubasquero de Goretex y un par de camisetas térmicas, una más ligera y otra de manga larga. Si te sirve de «triste» ejemplo, mi primera etapa discurrió por 115 kilómetros de lluvia constante y con una temperatura media de 11 grados. Todo eso con el matiz de que en ningún caso sobrepasé los 300 metros de altitud. Llevé culotte corto y me parece suficiente si no eres muy friolera/o. Cascadas y cataratas se cobran su peaje: tiene que llover. ¡Y llueve!

7. Lleva reflectantes y luces decentes porque los túneles agobian

Va a ser imposible que no tengas que afrontar algún que otro túnel. Los habrá con iluminación y sin iluminación, más recientes y más antiguos. En común tendrán que nadie ha pensado en un arcén porque quizá nadie ha pensado que por ahí pasemos en bici. Pero cuando, a veces, no hay alternativa, habrá que hacerlo. Y cuidado, porque las antiguas vías abandonadas que podrían ser alternativa en algún caso se están cerrando al no disponer de mantenimiento. Si el túnel es nuevo, perfecto: buena iluminación, pero… ¡los coches van mucho más deprisa! Lo que ganamos por un lado lo perdemos por otro. Si a eso añades mucho tráfico, agobio garantizado. Y una última cuestión: mira si el túnel es llano, en subida o en bajada. Si está en subida, malo.

8. Hasta donde seas capaz, ¡madruga!

Las primeras luces del día son fantásticas. En verano, a medida que vas hacia el norte, cada vez hay más horas de luz. Puede que veas cómo no se hace de noche. Por lo tanto, todas esas horas de luz las podemos aprovechar para pedalear. También es verdad que podrías estirar las jornadas por la tarde. Yo prefiero hacerlo al comenzar el día. Las carreteras están más tranquilas y la luz del amanecer es un plus. En cualquier caso, tus etapas pueden ser más largas. Tenlo en cuenta en el diseño de tu ruta.

9. Havregrøt con leche para desayunar

Los noruegos lo tienen por alimento muy común: la avena. Se vende incluso en dosis individuales y es muy barata. Si a eso le añades leche (y tienes para elegir) puedes abaratar el coste del desayuno y aplicarte en un básico de nutrición ciclista. Puedes añadirle plátano, otro alimento bastante barato. Eso sí, todo él de Costa Rica. No he visto en ningún lado plátano de Canarias.

10. Créete lo de la seguridad

No he apreciado en ningún lado el mínimo atisbo de «peligrosidad». Eso sí, en Trondheim o en Oslo, aunque sin exagerar, he visto personas sin hogar. A medida que las poblaciones crecen en población parece salir a la luz este fracaso colectivo. Pero siempre he tenido la sensación de que, efectivamente, estamos ante un país que destaca por su seguridad. Esa tranquilidad que ganas para ti y para tu bici. Llevé candado, pero te diría que hasta lo puedes obviar.

11. No te confíes, el respeto al ciclista en carreteras concurridas es el que es

Ya lo comenté hace un par de días. No es, ni mucho menos, para echar cohetes. Desde luego que en carreteras con poco tráfico no hay problema alguno, pero si tienes que hacer algunos kilómetros por vías concurridas y no hay carril bici segregado, ándate con ojo. En general, no he visto mucha gente en plan cicloturista. Menos, desde luego, de la que pensaba que encontraría.

12. Los barcos son una estupenda opción para cruzar fiordos (ojo, no hablo de «cruceros»)

Si encuentras esta opción, aprovéchala. No ya porque en mi caso en las tres travesías de la compañía Fjord1 no haya pagado un duro (aún no sé si he sido delincuente porque todo está enfocado al registro de los vehículos y no de las personas), sino porque son momentos de relajación. Puedes descansar, utilizar su infraestructura de servicios y tomártelo como una manera de que la bici se siga moviendo a ritmo contenido sin que tengas que dar pedales.

13. Si no vas a meterte en aventuras de «monte-monte», es una buena opción para tu gravel

Sí, yo me fui con mi Orbea Oiz y unas cubiertas rodadoras. Sabía que haría algunos tramos de monte, pero que serían excepción. Si tuviera una gravel, me la hubiera llevado; no tengo duda. He encontrado pistas que se ven bastante bien mantenidas. En vez de las nuestras, con más piedra, allí emplean más tierra (normalmente de color gris) y el firme aparece muy prensado, de tal forma que no es asfalto, pero casi como si lo fuera. Permite rodar ágil, aunque, eso sí, mira al suelo de vez en cuando porque si no te comerás algún que otro bache de consideración. Sobre todo, en pistas trazadas por terreno de montaña.

14. Intenta pedalear por rutas panorámicas «oficiales»

Mi experiencia con la Gamle Strynefjellsvegen, la Sognefjellet o la Atlantic Ocean Road han merecido la pena. Sí, son rutas «oficialmente» en el mapa del turisteo noruego, pero sus parajes, como digo, merecen la pena. Ahora bien, prepárate para encontrar autocaravanas allá donde menos te lo esperes. Como tales rutas «oficiales», están realmente concurridas a pesar del paisaje grandioso en el que se integran. Sin embargo, mi consejo es que las tengas en cuenta.

15. Emplea mapas de Garmin, Strava, Komoot o similares para apoyarte en la ruta con tu GPS

Cada cual tenemos nuestras costumbres, pero en la actualidad el soporte que podemos encontrar en este tipo de aplicaciones es tremendo. Cuando ha habido que replanificar etapas todo ha sido coser y cantar. En mi caso, por ejemplo, empleando Garmin Connect en el móvil y luego sincronizando con el dispositivo GPS. Todavía me acuerdo de cuando viajábamos con fotocopias de mapas en papel. Hoy todo es más fácil. Eso sí, piensa en un plan B. La tecnología, cuando falla, nos puede dejar en muy mala situación.


Lo dicho, hasta aquí el penúltimo post de la serie sobre Noruega. Nos vemos en el último, espero que en breve. Ciao!

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