13 Hjelle-Lom #NoruegaEnBici

by Julen

Strava: https://strava.app.link/ZJzpVcB4xLb

Primera noche en una cabaña. Por fuera todo muy bonito, pero por dentro dejaba mucho que desear. Ya había leído críticas no muy buenas del sitio donde me he alojado, pero no encontré opciones razonables en los alrededores.

El Folven Adventure Camp se presenta como el típico lugar multioferta de turismo activo veraniego: bicis (con circuito de pumptrack incluido), senderismo, canoa, skate park, slackline (equilibrismo sobre la típica cuerda floja) o incluso caza y pesca. Y si te vas a la temporada de esquí, hasta se promocionan con actividades «afterski». O sea, la juerga posterior con ingredientes etílicos incluidos. Pues ahí que he pasado la noche. En realidad me hubiera encantado alojarme en un hotelito que quedaba junto al borde del lago, pero los 270 euros por noche me han echado para atrás. Qué le vamos a hacer.

La buena noticia es que tenían bomba de pie para meter presión a las cubiertas. Estos días atrás he notado cómo el líquido tubeless se encargaba de sellar algún que otro pinchazo. Si, hablo en plural. Era evidente que las ruedas habían perdido presión a cuenta de ello.

La cena y el desayuno van de la cuenta de un supermercado que está enfrente del camping. Como tengo cocina y nevera en la cabaña, ni tan mal.

Bueno, a lo que toca: comienzo con 16 kilómetros para salvar un desnivel de algo más de mil metros. Poca broma. Va a llevar su tiempo. Menos mal que luego, la segunda parte de la etapa de hoy, es, claro está, más llevadera.

Salgo pronto porque he visto que a partir de las ocho dan lluvia. Lo bueno de salir a las seis y media es que vas casi solo por la carretera. Me abrigo algo más que otros días porque subo hasta los 1.150 metros de altitud y allá arriba hará fresco. Me lo tomo con calma. El primer tramo se hace por la carretera principal. Enseguida empiezan las tentaciones de parar a hacer fotos. Poco a poco el lago queda atrás y las montañas se hacen presentes.

Tras un primer tramo por la derecha del río, lo cruzo y comienzan varias curvas de herradura. Jøl bru es un puente de piedra que, de alguna forma, cumple con la función de bienvenida a este paraje más escarpado. Enseguida comienza, claro está, el festival de vistas al valle. Y no solo eso, porque la espectacular cascada de Øvstefoss sale al encuentro del ciclista. Le rindo honores, cómo no. Voy sudando la gota gorda y decido quitarme ropa de abrigo. Quizá he exagerado con las capas que me puesto.

Llego hasta uno de los bastantes miradores habilitados junto a la típica mesa para hacer picnic. Noruega, también, una guarrada. No solo es lo que veis en la foto con la típica papelera desbordada y basura alrededor. En torno al lugar había tirado de todo. Idílica limpieza noruega. Muy en línea con la suciedad del camping de esta noche pasada.

Aparece el desvío a la derecha hacia Gamle Strynefjellsvegen. Dejo la E15. Voy a pedalear por otra de las ya famosas, a estas alturas de viaje, «rutas panorámicas». El tramo que oficialmente se considera así cubre 27 kilómetros, desde Videsæter, por donde yo entro hasta Grotli.

Construida con mano de obra a finales del siglo XIX, esta carretera transmite una narrativa histórica. La carretera es una atracción en sí misma y un testimonio de una obra maestra del diseño de ingeniería de una época pasada. Antiguos muros construidos a mano con piedras meticulosamente talladas y largas hileras de piedras protectoras caracterizan el tramo de carretera que cruza la montaña.

En este primer tramo las rampas presentan un considerable desnivel. A la izquierda se ve otra cascada, la de Videfossen. Arriba, un edificio un tanto vulgar afea un poco el entorno. Es un hotel que, eso sí, se encuentra en un lugar de ensueño. El acceso al mirador de la cascada queda justo por detrás del hotel.

La carretera ahora circula por un segundo valle, un escalón por encima del anterior. El paisaje es mucho más agreste y comienzan a verse neveros. Atrás el tiempo se ha puesto feo. Menos mal que he salido pronto. Entra viento de frente y comienza a llover. Por momentos parece que se va a complicar la etapa. ¿Disfruto? del lento pedaleo en constante subida. Una nueva zona de curvas de herradura permite subir otro «escalón» en el valle. Al igual que ayer, charlo un rato con un par de ovejas.

Voy encontrando furgonetas y autocaravanas de gente que ha pernoctado por aquí arriba. Están repartidas por mil rincones.

Tras un par de horas largas, alcanzo la cima del paso de montaña y enseguida aparece una estación de esquí ahora mismo cerrada. Tengo dudas de si parar un rato y abrigarme algo más. Remoloneo un poco por allí y continúo el descenso.

En breve hay que volver a entrar en la provincia/condado de Innlandet mientras le hago compañía al lago Langvatnet. Además de que este señalizado, lo evidente es que el asfalto desaparece y la carretera se convierte en una pista. Aún quedan casi 20 kilómetros para llegar a Grotli, donde termina el tramo de ruta panorámica. En esta parte voy llaneando junto a los lagos. La temperatura ha caído hasta los ocho grados. Ahora sí que me vuelvo a abrigar porque comienza un descenso moderado, pero descenso al fin y al cabo. Eso supone velocidad, eso supone frío.

Toda esta zona me regala un paisaje de montaña descarnado, sin apenas árboles hasta que la cota no desciende. A ambos lados queda el Parque Nacional Breheimen. La pista vuelve a acordarse del asfalto al llegar al lago Breiddalsvatnet. En Grotli enlazo con la E15, la que dejé al internarme en la Gamle Strynefjellsvegen. El progreso ha propuesto taladrar el monte a base de túneles en vez de subir a las zonas de montaña. Mejor para mí.

Nada más conectar con esta «vía rápida», una zona de servicios, con hotel, cafetería y estación de recarga de vehículos eléctricos me da la bienvenida a la civilización. Un cartel me indica que quedan 62 kilómetros hasta Lom, mi final de etapa. En su mayor parte va a ser terreno descendente. Grotli queda aún a 900 metros de altitud y Lom a apenas 380. Claro que con viento de frente no es lo mismo. Sí, desciende, pero tengo que pedalear. No es broma.

Ríos y lagos se van sucediendo en la ruta. Tomo un pequeño desvío a la izquierda para acercarme hasta Billingen, al pie de las montañas del Parque Nacional Reinheimen. Subo hasta un espectacular puente sobre el río Tora y luego bajo por un sendero hasta un encantador hotelito que es muy popular entre quienes vienen a esta zona a practicar senderismo. Quería tomarme un café allí, pero está cerrado. Eso sí, hago una foto con las típicas osamentas que se ven en muchos sitios.

Vuelvo a la carretera general. Los pinos flanquean ambos lados. A la derecha, el río. Continúa un muy suave descenso (o sea, a pedalear). Cambio Billingen por otro hotelito al que tenía echado el ojo, el Pollfoss. Como otros muchos establecimientos, con cargadores para vehículos eléctricos.

El río se convierte en lago, Poyllvatnet, que al de poco se transforma en otro, Heggjebottvatnet. Abandono durante unos kilómetros la Rv15 por la que vengo para coger otra más humilde, la Fv485. Aparecen granjas de vez en cuando. Más adelante no resisto la tentación de cruzar el Bokodden, un puente metálico pero con suelo de madera sobre el río Otta. Ir y venir.

En Bismo conecto de nuevo con la Rv15. El pueblo es básicamente un conjunto de servicios a ambos lados de la carretera. Aprovecho para comer y beber algo. Solo quedan 20 kilómetros hasta Lom, en un ligerísimo descenso. Un estupendo carril bici lo hace fácil al principio. Acompaño a un caudaloso río Otta. Justo después del desvío hacia Aurmo y cuando el Skjøle le entrega sus aguas, lo cruzo.

Enlazo de nuevo con la carretera principal, que lleva mucho tráfico. Hasta ahora ya me he dado cuenta de que no hay arcenes para ir tranquilo. Prefecto si hay carril bici (que hay mucho), pero cuando vas por la carretera, adiós al arcén. Además, a veces hay un corrugado que acompaña a la raya lateral y que incordia bastante. Cuando digo que no hay arcén, bueno, a veces hay algo parecido, pero muy estrecho. Un par de autocaravanas se pegan demasiado al adelantarme. Tengo la sensación de que aquí van bastante mal de respeto al ciclista. Agobiante este último tramo, la verdad.

El valle se abre, al igual que lo hace el río, que se ensancha más y más por momentos. Llego a Lom. Hay caravana para entrar en el pueblo. No para mí, que disfruto de los últimos dos kilómetros por un carril bici. Ejem… baño de multitudes. ¿Será la stavkirke? ¡Cómo está de gente!

Me acerco hasta la iglesia medieval de madera. El parking está a reventar. En fin, unas fotos y me retiro. Ya volveré luego.

Me alojo en un camping que tiene habitaciones en un «motel» (así lo llaman) a algo más de un kilómetro del centro. Llego y se desploma el cielo. Hora y media lloviendo como si no hubiera un mañana. Pues he tenido suerte, ¿no?

Mañana tengo otra etapa de montaña. A ver si el tiempo se porta como hoy.

Kilómetros totales hasta esta etapa: 858,94.

Metros de desnivel acumulado hasta esta etapa: 9.376

Etapa anterior | Etapa siguiente ⏩

Fotografías de la ruta.

Lee todos los artículos relacionados con esta ruta.

Artículos relacionados

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.