12 Stranda-Hjelle #NoruegaEnBici

by Julen

Strava: https://strava.app.link/PrrKqS3jwLb

Stranda es el pueblo que da nombre a este municipio en el que se incluye alguna que otra joya de los fiordos noruegos. El Geiranger, quizá el más fotografiado (y con más infraestructura de cruceros que lo surcan), queda aquí cerca. De hecho, el primer tramo de la etapa de hoy me va a conducir hasta Hellesylt, uno de esos lugares turísticos desde el que parten los barcos hacia el Geiranger.

Mi paseo vespertino ha servido para hacer (aún) alguna foto más. Apenas si había gente por el pueblo. Supongo que la capacidad hotelera de un sitio de estos comparada con lo que ofrecen los cruceros es una menudencia. Justo pasaba uno para darse cuenta de que en él entran muchas, pero que muchas almas.

El Dreges Hotell en el que me alojada es un establecimiento con historia. Forma parte de una cadena de hoteles «clásicos» de Noruega. Ofrece piscina y sauna de forma gratuita para los clientes, además de «experiencias» relacionadas tanto con la visita a los fiordos cercanos como a la estación de esquí de Strandafjellet, a la que se puede acceder en teleférico.

En 1917, Anna Gurine y Hans Petter Drege, dos de los primeros pioneros del pueblo, abrieron las puertas de lo que se convertiría en un hotel legendario. Con su pasión y espíritu innovador, el hotel se convirtió en un importante centro de la comunidad local. Para honrar la rica historia, hemos elegido llamar al hotel Dreges Hotell, mientras que el restaurante ahora llevará el nombre de Anna Gurines Spiseri. El hotel ofrece 62 habitaciones, restaurante, piscina, sauna y un bonito jardín trasero.

Fuente: https://dregeshotell.no/

La casualidad ha querido que antes de venirme para acá haya sabido de una triste noticia que tenía que ver con Stranda y con el hotel en sí. El 6 de julio pasado moría el ciclista André Drege durante el descenso del Grossglockner High Alpine Road en la cuarta etapa del Tour de Austria. Pues bien, este hombre era de aqui, de Stranda. Fue conocer el apellido y caer en la cuenta: el hotel tiene su apellido. Le he preguntado a la chica de recepción y, efectivamente, ha sido una desgracia en el pueblo y para la familia del hotel.

La etapa de hoy cuenta con tres tramos bien diferenciados. Uno primero por asfalto hasta Hellesylt y luego Sunnylvsbygda, al que sigue otro, ya por pistas y caminos para alcanzar un paso de montaña, bordeando tres lagos. Esta segunda parte termina en Flo, un pueblo que queda junto a un lago bastante más grande que los anteriores, el Oppstrynsvatnet. El tercer tramo me conducirá por la ribera de este lago, primero en sentido oeste y luego hacia el este, hasta mi destino final en Hjelle.

A las siete comenzaban a dar el desayuno. Bajo a esa hora y me encuentro a un ejército de turistas de ojos rasgados asaltando el buffet. Vaya tensión para empezar el día. Me defiendo como puedo y poco después de las ocho ya estoy pedaleando.

Desde el comienzo toca subir. Se agradece el fresco de la mañana. No hay mucho tráfico y se pedalea a gusto. Poco a poco la carretera se va introduciendo en un valle (otro más) muy bonito.

Se ancha lo suficiente como para incluso dar cabida a un pequeño campo de golf. Aparecen también indicaciones para rutas de senderismo. Cruzo un primer túnel, de apenas 400 metros de longitud, que cumple con la función de prevenir el daño de posibles avalanchas. Más adelante toca afrontar otros dos que son ya importantes obras de ingeniería.

El primero, el Ljøtunnelen (el Túnel de la Luz), es de 3,7 kilómetros. O sea, un túnel que da respeto. Eso sí, bien iluminado, pero sin arcén. Este túnel se inauguró en 2016 y reemplazó, a una cota más baja, a otros dos más antiguos. Menos mal que es en ligera bajada, porque de nuevo, como ayer, agobia.

Nada más salir de este primer túnel hay un mirador espectacular sobre el fiordo de Geiranger en su confluencia con el de Sunnylvs. Una pena que la luz pegue de frente y la foto no haga justicia.

De túnel a túnel y tiro porque me toca. No me da respiro esta carretera. Otro para la saca, el Streketunnelen, de longitud parecida al anterior: 3,8 kilómetros. Es en bajada aún más pronunciada que el anterior, pero sigue sin haber arcén. Este túnel se terminó de construir en 2013 a base de ir ampliando uno anterior y, al igual que el primero que encontré, con el objetivo de prevenir los daños de las avalanchas. A la salida, el túnel ofrece otra nueva posibilidad de fotografiar la majestuosidad de estas inmensas masas de agua encajadas entre montañas.

Pues ya estoy en Hellesylt. Ahora mismo no hay ningún crucero atracado, pero se ve infraestructura para ello. Me acerco a una cascada que hay en el mismo pueblo. Se ve ambiente de turisteo, aunque todavía es pronto.

Dejo atrás el pueblo y me interno por una carretera encajada en otro valle. De nuevo. Ahora pedaleo junto al río Bygdaelva. A ratos baja con cierta fuerza y a ratos se embalsa.

Dejo atrás un puente que da acceso a un barrio con algunas casas dispersas. Continuo por la estrecha carretera, la Fv80, que va todo el tiempo escoltada por unos pinos de buen porte y por los árboles ribereños del río. Tras un tramo en que el río va muy encajonado, de nuevo se abre un valle con más y más casas desperdigadas aprovechando la amabilidad de la orografía. Cruzo al otro lado del río. Dejo un desvío a la derecha que lleva hacia Frøysa, que creo que es el último núcleo habitado del valle antes de internarme hacia Flofjellet, el paso de montaña que lleva hacia Flo, ya en el lago de Oppstrynsvatnet. Pues no, el valle se vuelve a abrir por enésima vez y de nuevo veo casas.

Sigo hacia la cabecera del valle. Ahora sí que sí llego a la última zona habitada. Las casas emplean estructura de piedra en su base, pero luego lucen madera pintada en rojo oscuro, gris o color crema. Termina el asfalto y comienza la pista. Una señal avisa de que coches y motos tienen la circulación prohibida. Eso sí: Gjled ikkje grundeigarar. Vale, no se aplica a la gente propietaria de terrenos. Entendido.

En el parking hay varios coches, supongo que de quienes vienen a hacer senderismo por aquí. Por lo que he leído, este paso de montaña se abrió en 1888 como un camino privado. Sin embargo, continuaron con la idea de construir una carretera. Finalmente se quedó en camino de herradura. El paso como tal se habilitó en la primavera de 1929, aunque la obra se completó en 1932.

El primer lago es el Nedstevatnet. De camino, charlo con unas ovejas que me prestan toda su atención, aunque creo que solo hablan en balidos noruegos.

Llego al segundo lago, el Stigholvatnet, que se pasa por su lado derecho y que deja unas vistas bien bonitas, de nuevo con el juego de reflejos de por medio.

Paso a una pareja que también van en bici y a una familia numerosa, con perro incluido.e cruzo con un par de montañeros. Pues vaya, parece que la ruta tiene su público. El tercer y último lago es el Ångelsvatnet y esta vez se aborda por su lado izquierdo. Para ello cruzo un puente de madera, mientras que la pista se va convirtiendo en un sendero muy goloso.

Me dirijo al paso de montaña. Por la zona aparecen unas cuantas cabañas. Hay otro pequeño lago arriba, pero no he encontrado su nombre… que lo tendrá, digo yo. Una vez que se corona el paso de montaña, a 555 metros de altitud, el descenso tiene un par de kilómetros bestiales en cuando a desnivel negativo.

Termino el tramo «alpino» del día y llego a la ribera del lago Oppstrynsvatnet, una preciosidad rodeada de enormes montañas con nieves perpetuas. Tiene salida hacia Nordfjorden por el oeste a través del río Stryneelva. Nada más llegar a Flo tomo la carretera Fv722 y me doy un baño de vistas espectaculares en dirección este durante casi diez kilómetros: lago y montañas componen una estampa idílica. A ello ayudan los reflejos en las tranquilas aguas.

No obstante, tengo mis momentos de tensión. Para evitar el túnel nuevo de más de tres kilómetros voy por la carretera antigua. Al de poco de cogerla, me encuentro una barrera. ¿Sigo? ¿Me pasará como ayer y llegará el momento en que deba darme la vuelta? Poco ha faltado en un par de ocasiones. Había un bien desprendimiento y un par de túneles de pasarlos al límite. Este tipo de vías antiguas, al dejar de estar mantenidas, terminarán por cerrarse.

La Fv722 desemboca en la Rv15, más ancha y con bastante más tráfico, pero también muy agradable. Los campings se suceden. De vez en cuando aparecen pequeñas zonas de descanso junto a la carretera… supongo que para que hagas otro par de millones de fotos en cada parada.

Hago un inciso para comentar el asunto de los túneles en este país. La Wikipedia en noruego recoge una lista de casi 1.300 túneles en funcionamiento (40 de ellos submarinos). Además, por supuesto, hay otros muchos en construcción y también los hay que están en fase de planificación. Entre los que ya están en construcción quizá sea obligatorio citar el Boknafjordtunnelen, que unirá la región de Stavanger con Haugalandel (en el sur del país). Va a ser, con sus 53,4 km, el túnel de carretera submarino más largo y profundo del mundo. Se comenzó a construir en 2018 y la intención es inaugurar un primer tramo de 26,7 km en 2033. Por añadir otro dato, contará con una profundidad máxima de 392 metros bajo el nivel del mar (también el más profundo del mundo). En fin, pelos como escarpias. Yo, a lo mío, con la bici, a pedalear en plan humilde por pistas, caminos y carreteras secundarias siempre que pueda. Y a poder ser, evitando estos monstruosos túneles.

La carretera me lleva de nuevo pegado al lago, ahora en dirección este. Sin estar en la lista de las habitualmente citadas como referentes, la iglesia de madera de Oppstryn me ha encantado. Su ubicación, desde luego ayuda. Pegada al lago, esbelta, blanca y recortada sobre un fondo de grandes montañas, cautiva. Construida en 1863, sustituyó a otra anterior, del siglo XVII, que se vino abajo debido a una avalancha. Quizá por eso la ubicación actual parece más «tranquila», aunque quién sabe con las moles que nos rodean.

Sigo plácidamente con constantes tentaciones de parar a hacer más y más fotos. Finalmente, justo un poco antes de llegar a Hjelle, donde me hospedo, hay que abandonar la carretera para salvar un túnel de casi tres kilómetros. Pues encantado. Lo hago por una ruta mucho más atractiva, pegado al lado y a tramos con un murete que nos defiende sus aguas. La montaña queda a nuestra derecha. Miro hacia arriba y entiendo tantas prevenciones con los aludes. Hjelle me da la bienvenida.

Mi alojamiento queda un poco hacia el interior del valle. Hoy, ya iba siendo hora, primera cabaña. A ver qué tal. A descansar, que mañana hay que afrontar una buena subida nada más comenzar a pedalear.

Kilómetros totales hasta esta etapa: 759,85.

Metros de desnivel acumulado hasta esta etapa: 8.079.

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Fotografías de la ruta.

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2 comentarios

Amalio A. Rey 28/07/2024 - 09:28

Hola, Julen, Aquí, siguiendo tu aventura. Veo que vas estupendamente bien. Lo de los túneles debe ser jodido. 3km y más de bici encerrado. Supongo que no habrá tanto tráfico como para agobiarse mucho. Y lo de las hordas de turistas, en fin, se rompe todo, no se salva ningún sitio… ¡¡buen viaje!!

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Julen 28/07/2024 - 22:31

Los túneles agobian en función del tráfico y la velocidad de los coches dentro. Escribiré un post sobre cultura ciclista. Aquí en Noruega hay un déficit bestial. Creo que, en ciertos sentidos, más que en España.

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