06 Trondheim (día 3) #NoruegaEnBici

by Julen

Aunque lloviznea cuando salgo por la tarde, el asunto va poco a poco a menos y se puede pasear a gusto. Me dirijo esta vez hacia la zona del puerto, al otro lado de la estación central de ferrocarril. Por allí queda toda una zona de edificios nuevos de arquitectura a veces desafiante a mayor gloria de los negocios y el comercio. Enfrente queda la isla de Mulkholmen de la que hablamos ayer. Entre los edificios, uno de ellos es el del museo de la música pop de Noruega, el Rockheim.

Sigo hacia delante hasta toparme con el Hotel Clarion y su centro de conferencias. Cerca queda el muelle del Hurtigruten, la línea de Bergen a Kierkerness de la que otro día os doy más detalles. Continuo entre instalaciones portuarias y cruzo el río Nidelva por el «puente del astillero», el Verftsbrua, un puente peatonal y ¡retráctil! porque quiero llegar a la zona que antes ocupaba la Trondhjems mekaniske Værksted (TMV), una importante empresa de construcción naval que cerró definitivamente en 1983 y que ha sido recuperada como lugar de ambiente con restaurantes y bares. Se ve que está animada, centro comercial mediante, claro está.

Me acerco hasta la coqueta iglesia de madera de Bakke, del siglo XVIII, de estilo octogonal, bastante extendido en este tipo de iglesias. «Es el edificio más antiguo de la zona de Bakklandet en Trondheim, ya que fue el único edificio que se salvó durante el asedio sueco de 1718». Lo curioso del edificio que vemos en la actualidad es que no está en su ubicación original… por poco. Según parece, llegó un momento en que la iglesia molestaba para el paso de vehículos. Hablamos de 1938. La iban a demolir hasta que en el último momento se decidió moverla entera con un gato unos pocos metros hacia el sureste. Sucedió en 1939 y desde entonces aquí está. Ya veis las posibilidades que ofrece la construcción en madera. Claro que en Bilbao lo habríamos hecho entre cuatro de la cuadrilla y a pulso. Perdón, no he podido evitarlo.

Me vuelvo para el hotel atravesando de nuevo otro puente sobre el Nidelva, el Bakke bru, que deja a la izquierda Bakklandet, el barrio tradicional de casas de madera. ¿Comenté ayer sobre la suciedad en Trondheim? Justo al final del Bakke bru, al lado mismo de la acera, se puede observar un césped sobre un pequeño tejado liso con unas cuantas de botellas de cristal tiradas. Al lado mismo de la acera, insisto. En fin.

El tarde va cayendo y la zona del puerto se pone bonita. Siempre positivo.

Hoy de nuevo no ha anochecido. Claridad de la buena. Y es que viene buen tiempo. Hoy pronostican 21 de máxima y para el domingo unos estratosféricos 28 grados. No está mal frente a los 13 que teníamos ayer, ¿no?

Intento contenerme en el desayuno buffet, sin mucho éxito, la verdad. Me consigo unos hielos. Esta mañana el poplíteo me los ha pedido y no he sabido negarme. Subo de nuevo a la habitación y envío un correo a Unaas Cycling Oslo. Es la tienda oficial que distribuye Orbea en Oslo. Ayer Le pregunté a Ander Olariaga, Marketing Manager en Orbea, y, como siempre, muy amable, me pasó el contacto. Les pregunto a ver si el día 2 de agosto me pueden dejar una caja de cartón para la Orbea Oiz porque, como ya comenté, la que me traje llegó reventada tras el vuelo desde Bilbao. Me contestan casi de inmediato. Tema resuelto, aunque me tendré que mover desde Oslo ciudad hasta el aeropuerto con esa pedazo de caja. Conste que tengo plan B, que consiste en localizar una caja en el aeropuerto. He leído que suele haberlas.

Cuando me estuve documentando sobre Trondheim, me quedaba claro que la catedral de Nidaros era una visita obligada. Pero enseguida apareció otro lugar al que sí o sí debía «peregrinar». Vale, es una frikada, pero si lo tuyo es dar pedales, no me digas que no te vendrías hasta el Trampe Cyclocable. ¿De qué estoy hablando?

Trampe es un ascensor para bicicletas instalado en Brubakken, en Trondheim. Cuando se inauguró en agosto de 1993, era el primer y único ascensor para bicicletas del mundo. Transporta anualmente entre 20.000 y 30.000 ciclistas (en su mayoría niños) cuesta arriba, y hasta cinco personas pueden tomar el ascensor al mismo tiempo. En 2013 se instaló una versión nueva y mejorada del ascensor, con horario de apertura desde 07.00-20.00 todos los días. Trampe se ha convertido en una importante atracción turística en Trondheim debido a su rareza.

Para emplearlo hay que colocar el pie derecho en el soporte mientras que el pie izquierdo se mantiene apoyado en el pedal de la bicicleta. Se presiona el botón de inicio y tras unos momentos, voilà! Aparece una plataforma que te comienza a empujar hacia arriba. El ascensor tiene dos velocidades, una para principiantes y torpes como yo, y otra para usuarios experimentados. En su momento, según parece, fue de pago, pero ahora es gratuito. Vamos, toda una atracción para el cicloturista que llega aquí. Eso sí, más ha dado la impresión de que no es que tuviera mucho uso.

En mi caso subo la rampa a pie. Quiero coger perspectiva de la ciudad y nada mejor que hacerlo desde la Fortaleza Kristiansten. Allá arriba cañones de una y otra época se empeñan en que nos creamos que están defendiendo la ciudad. Pues vale. Se construyó en 1682, tras el enésimo incendio de la ciudad. Y cumplió con creces, porque aguantó a los pesados de los suecos, que no paraban de asediar siglo sí y siglo también. Pues eso, que salió airosa del asedio sueco durante la Gran Guerra del Norte, en 1718. De cualquier forma, un siglo después ya la estaban desmantelando. Aguanta a los suecos para esto. No hay derecho.

En fin, desde arriba se ganan buenas vistas sobre la ciudad.

Me bajo hasta el río y paseo junto a él. No queda otra: más fotos. Paz y tranquilidad. El barrio de Bakklandet ofrece las típicas calles empedradas con casas de madera.

Hacia el otro lado, pero en la misma orilla del río, el paseo deja vistas bonitas, con la aguja de la catedral como seña inconfundible.

Aprovechando la placidez del momento estiro otro poco más. Mañana será la prueba de fuego. A ver qué tal se da pedalear.

Me vuelvo hasta la plaza Torvet. Un grupo de gente sin hogar, como cada uno de los tres días que llevo aquí, hace posesión de su correspondiente zona. Las gaviotas continúan a la caza de desperdicios. Los turistas, a lo nuestro.

Mañana es el día. A ver cómo me voy organizando.

Kilómetros totales hasta esta etapa: 219,71.

Metros de desnivel acumulado hasta esta etapa: 1.789.

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