Primer día en Trondheim para callejear sin demasiado rumbo predeterminado, aunque la lógica se impone y lo más emblemático termina por aparecer.
Llegué a media tarde, hice el check-in, esperé a que dejara de llover y di un primer paseo. Me sentía cansado y para las nueve estaba de vuelta en la habitación con un sueño que enseguida me ganó la partida. A las doce de la noche me desperté y… era de día. Ni de lejos se podía decir que había anochecido. De vuelta a la cama a seguir soñando con un poplíteo en plenas facultades. A las tres me despierto de nuevo. Pues a mirar un rato por la ventana, embobado con eso de que «es de día». Ya había leído que aquí en Trondheim hasta el 18 de julio suele suceder. Oficialmente la hora de amanecer es a las 3:45, pero, fuera en sueños o en realidad, yo vi claridad.
La mañana amanece con tres picaduras hermosas en las piernas. No pican, pero se ven de buen tamaño. No he sido consciente de ver bichos picadores. Por si acaso, traigo loción repelente extrafuerte (en teoría) para los mosquitos. Lo mismo hay que ir pensando en aplicársela, aunque no se sea capaz de ver a los enemigos.
Desayuno en la habitación porque tiene una pequeña cocina. Unos cereales con leche son suficientes. Poco antes de las nueve ya estoy danzando.
Muy cerca queda Torvet, la plaza de las plazas aquí en Trondheim. Por su amplitud, es un lugar que se aprovecha para eventos de muy diverso tipo, aunque parece que el que se lleva la palma es el mercado navideño. En el centro destaca el monumento al fundador de la ciudad, Olav Tryggvason. Nos lo han esculpido bien arriba, a casi 20 metros de altura sobre el pedestal de una esbelta columna. Qué menos para el que fuera rey de Noruega entre los años 995 y 1000. Nos lo representan como jefe vikingo. A sus pies, a modo de detalle, una cabeza cortada. Cosas de esta gente, ya sabéis cómo eran. Bueno, no le demos importancia, que desde abajo no se aprecia bien.
A los pies de la columna los niños le ponen peluches con mensajes variados.¿Será para que les corte la cabeza?
La referencia «oficial» en Trondheim, que es la que en gran parte pone la ciudad en el mapa, es, no cabe duda, la catedral de Nidaros. Porque sí, no nos engañemos, es mucha catedral y la tumba (que no es tal) de San Olav, el patrono de Noruega, es un reclamo evidente para que la ciudad se convierta en el destino de mucha gente. Aquí queda el kilómetro cero de la peregrinación.
Además, estamos ante un santo venerado tanto por la iglesia católica, como por la ortodoxa y la luterana.
No os voy a aburrir con mil detalles de esta catedral de estilo gótico. Para eso tenéis un artículo muy detallado en la Wikipedia. Sin más, me quedo con algunas cosillas que me han interesado particularmente y que tienen que ver, sobre todo, con la figura de San Olav y el asunto de la peregrinación hasta su tumba.
Si peregrinas hasta aquí debes saber que la catedral cuenta con su entrada específica para ti. No te confundas, es la del lado norte. A ver si después de no sé cuántos kilómetros la vas a cagar en el último momento. Fíjate que en el tímpano de la portada aparece un relieve escultórico que representa a San Olav rodeado de peregrinos.
Ah, y he entre las tropecientas esculturas he encontrado a San Dionisio, qué gore que era el chaval. Dime quién es de estos cuatro. Pista: como pollo sin cabeza.
En el entorno de la catedral queda también el albergue de peregrinos en una zona estupenda con vistas al río Nidelva. En su momento estuve tentado de alojarme aquí.
Ya dentro de la catedral, tenemos el «octógono».
Su conformación permitió crear un deambulatorio para el coro, por donde pudieran pasar los muchos peregrinos que se acercaban a la tumba del rey santo. Al haber experimentado menores daños que otras partes de edificio durante los incendios, el octógono es la parte más auténtica de la catedral de Nidaros. Asimismo, posee la mayor riqueza decorativa medieval que existe en Noruega.
Tenéis que saber que el relicario que contenía los restos mortales de San Olav se destruyó en 1537 durante la reforma protestante. O sea, que no hay tumba como tal ni tampoco relicario. Bueno, esto del relicario en su día fue un no parar: que si un primer relicario, que si un segundo, que si un tercero.
El primero era un féretro de madera con un recubrimiento de elementos lujosos, que podrían ser incrustaciones de piedras preciosas. El segundo parece que era un cofre de plata, mientras que el tercero era una especie de funda para cubrir al anterior. Sí, has acertado, debía ser muy parecido al del por todos conocido San Cutberto de Lindisfarne, cuyos restos andan por la catedral de Durham, en Inglaterra. Pues bien, al malo malísimo rey de Dinamarca Cristian III no se le ocurrió otra cosa que afanárselo a los noruegos allá por el siglo XVI. ¿Y que hizo luego? Fundirse los metales preciosos. Hoy parece que solo queda del original una gema que guardan en un museo. Ya ves tú qué líos. Pues eso, que no busques la tumba de San Olav en la catedral.
Óláfr Haraldsson (así, en nórdico antiguo), o sea, San Olav, se nos convirtió al cristianismo y, faltaría más, lo declaró religión oficial del reino allá por 1024. Eso sí, en dura competencia con las costumbres paganas. Pues eso, que hoy la catedral está adscrita al culto luterano y que, de verdad, el edificio y su interior son impresionantes. Conste que esto del «culto luterano» quizá esté mal expresado. El culto es a la Iglesia Noruega, una «denominación evangélica luterana del cristianismo protestante». Por cierto, ya metidos en estos líos, hay otra catedral de San Olav en Trondheim, la del culto católico, que queda muy cerca de la Nidaros. Pero, claro, no hay color. Los católicos pierden por goleada, aunque no se rinden tan fácilmente. No en Trondheim, pero sí en la de Oslo presumen de que allí conservan ¡un hueso de San Olav!
En 1861, por intermediación de la reina Josefina, el rey Federico VII de Dinamarca obsequió a la catedral el llamado brazo de San Olaf, un hueso que supuestamente perteneció al rey San Olaf y que sería el único resto de las reliquias del santo, tan veneradas durante la Edad Media en la Catedral de Nidaros.
Otro detalle curioso respecto a San Olav es que, aunque cueste creerlo, tiene su ermita en Covarrubias, sí, en la provincia de Burgos. Antes de venir para acá lo pedaleé a modo de particular aclimatación. Y es que es cierto, existe un «Camino de San Olav» que va desde la catedral de Burgos hasta esa ermita en Covarrubias. Vente conmigo a conocer un poco más por qué se construyó la ermita de San Olav en Covarrubias. Todo se explica por cosas que tienen que ver con la realeza en época medieval, en concreto con las ambiciones del rey Alfonso X de Castilla y León de convertirse en «emperador del Sacro Imperio» (cristianismo e imperio germánico de por medio). En estas andaba el hombre cuando se dio cuenta de que por el norte de Europa vivían «la edad de oro del reino noruego medieval». Como él ya estaba casado, no se le ocurrió otra cosa que pedir la mano de la princesa Kristina, hija del rey de Noruega Hakon Hakonsson IV, para uno de sus hermanos infantes. Estamos en 1256. ¿Y qué pasó? Venga, Kristina, bájate para el sur de Europa, que tenemos boda. Jugada maestra: Kristina, princesa de Noruega e Infanta de Castilla. Sí, pero qué vida más jodida la de estas princesas. Te copio/pego de este estupendo artículo de la Asociación Madrileña de Críticos de Arte, AMCA:
Al año siguiente, en 1257, la princesa, con una magnífica dote, emprendió por mar un largo viaje desde Tønsberg, cerca de Oslo, hacia Castilla, haciendo escala en Francia y otros lugares. […] El matrimonio con el infante D. Felipe, hermano de Alfonso X, se celebró el 31 de marzo de 1258 en la Colegiata de Valladolid. Kristina se convirtió en infanta de Castilla y León. Los esposos residieron en Sevilla y allí, 4 años después, en 1262, murió Kristina sin descendencia. Fue enterrada en la Colegiata de San Cosme y San Damián de Covarrubias.
La mujer, como es lógico, echaba de menos su país natal y se dice que «murió de melancolía» a los 28 años. Otra versión achaca su muerte al simple hecho de que no estaba acostumbrada a las temperaturas sevillanas. Total, que el negocio le salió fatal al rey Alfonso X. Ya en 1958 se investigó qué contenía el sepulcro de Kristina. Pues allá que encontraron un ataúd de madera con unos fragmentos de telas de seda y el cuerpo momificado de una mujer joven. Todo esto ha desembocado en una costumbre: el sepulcro atrae a jóvenes casaderas que no encuentran a su pareja perfecta para que hagan sonar una campana colocada junto a la tumba y así cambie su suerte. Sí, la princesa vikinga ha terminado por convertirse, también, en un personaje literario protagonista de varias obras.
Vale, ahora ya nos queda clara la conexión noruegoburgalesa. Hoy en día Tønsberg y Covarrubias son pueblos hermanados a cuenta de esta mujer. Pero damos un paso más. ¿Qué nos falta? ¿Cómo echamos más madera al asunto? Por ejemplo, creamos la Fundación Princesa Kristina de Noruega: «Nuestro objetivo fundamental es el de fomentar y promover cualquier tipo de actividades culturales, y de otra naturaleza que puedan contribuir a mejorar las relaciones noruego-hispanas». Esto sucedió en 1992. Todo lo anterior te sirve para que entiendas por qué hay un Camino de San Olav en Burgos y por qué hay una ermita (o capilla, la veo referenciada de las dos formas) de San Olav en Covarrubias. El Infante Felipe, marido de Kristina, le prometió erigir una capilla dedicada a San Olav.
Desde que surgió esta “hermosa locura” de cumplir el deseo de una princesa noruega, manifestada en la Edad Media, nos hemos dado cuenta de que esta historia, igual que nos emocionó a nosotros, ha emocionado a miles de personas.
La historia de la joven noruega que viajó a España para casarse con un infante castellano y murió lejos de su país, es una historia que nos invita a soñar y que alimenta la inspiración. Es una historia que evoca sentimientos y que ha tenido una repercusión más allá de lo que podríamos imaginar.
Así pues, en abril de 2002 se pusieron manos a la obra entre el Ayuntamiento de Covarrubias, la Escuela de Arquitectura de Oslo y la Escuela de Arquitectura de Valladolid, auspiciados por la Real Embajada de Noruega en España, para convocar un concurso de cara a construir una ermita. Se recibieron 32 proyectos y, entre ellos, el ganador. La ermita es una construcción en madera y chapa de acero. Cuenta con una curiosa y un tanto extraña torre campanario al fondo. Se erigió finalmente en 2011 (se lo tomaron sin prisa desde el concurso, según parece) en homenaje a la princesa Kristina de Noruega y para venerar al santo vikingo con la idea de que se convierta en un «símbolo de unión entre España y Noruega». Sirve también, según parece, para actos culturales. Cerramos así el capítulo dedicado a San Olav, que no a la catedral. Que pase el siguiente invitado: el black metal noruego.
No quería terminar esta alusión a la catedral sin mencionar una de esas historias truculentas que a veces cuesta creer. Como en tantas ocasiones, la realidad supera a la ficción. Si te gusta el heavy metal, quizá te suene eso del black metal, ¿no? Y ya en estas, quizá hasta sepas que el black metal consiguió gran notoriedad aquí en Noruega. De hecho, se habla del movimiento del black metal noruego (sí, sí, con su artículo en la Wikipedia, no te digo más).
El black metal se hizo conocido por la gran cantidad de delitos y muertes violentas relacionadas con este movimiento, apareciendo en diferentes medios de comunicación como la prensa periódica, revistas, programas televisivos de todo el mundo, no solo por su inusual violencia sino porque estuvieron respaldados por una ideología que los justificaba. Estos hechos violentos incluyen: varias profanaciones a cementerios, amenazas de muerte a sacerdotes, dos asesinatos, un suicidio, y la quema de varias iglesias monumentales e históricas.
Pues bien, parece que a principios de los 90 gente cercana a esta corriente planeó atentar contra la catedral. Dos de los músicos más conocidos del black metal noruego de aquella época, Euronymous (el alias de Øystein Aarseth) y Varg Vikernes, ya habían quemado antes, según parece, varias iglesias. Algunas de ellas aparecían en la portada de sus álbumes. Pues bien, la portada del primer álbum de estudio de la banda de Euronymous, Mayhem, De Mysteriis Dom Sathanas, mostraba la parte este de la catedral. En cualquier caso, parece que no llegó la sangre al río. Bueno, no exactamente.
Porque este asunto presenta un desenlace tremendo. Varg Vikernes asesinó a Euronymous. Según el informe oficial, este apareció con 23 cuchilladas: 2 en la cabeza, 5 en el cuello y 16 en la espalda. Vikernes, no obstante, lo niega. No obstante, fue finalmente condenado. Acusado del asesinato, ha permanecido en prisión 16 años, lo que supone cumplir la condena más larga de la historia de la Noruega moderna. Salió de la cárcel el 24 de mayo de 2009. Por si quieres añadir otro detalle, hay precuela. El vocalista de Mayhem, Per Yngve Ohlin (alias Dead) ya se había suicidado a sus 22 años en abril de 1991. En fin, si quieres leer sobre el asunto, hay mucho material por Internet, incluyendo vídeos de conciertos que te ponen los pelos como escarpias.
Hay un artículo en Valencia Plaza con una pequeña investigación de Jon Sistiaga respecto a este movimiento. Mira lo que dice. ¡Qué cosas!
Para el gobierno noruego, el black metal está en su agenda política de intereses nacionales. Son conscientes de los miles de personas que no solo situaron Noruega en el mapa gracias a esta música, sino que encima decidieron hacer turismo en el país atraídos por ella. Hay un dato determinante. El estado sufraga y financia a los grupos noruegos que salen de gira internacional. El black metal es una de sus exportaciones más importantes.
Dejo atrás la catedral y continuo con mi ¿plácido? paseo a pie en esta jornada de ¿descanso y relajación? Mañana nos fijamos en otras cosas, ¿te parece? A ver qué tal funciona ese antiinflamatorio natural que es el hielo. Ahí anda, dándole cariño al poplíteo.
Nos leemos mañana.
Kilómetros totales hasta esta etapa: 219,71.
Metros de desnivel acumulado hasta esta etapa: 1.789.
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