1222, de Anne Holt #NovelaNegra 99

by Julen

Anne Holt es una escritora con un buen tirón de ventas en su país, Noruega, y también en otros países. Sí, supongo que va en el vagón de la novela negra escandinava junto a otra buena colección de firmas que ya desde hace un tiempo se han conformado como un referente en el género. Esta es la segunda novela que leo de esta autora. Esta vez lo he hecho porque dentro de un mes espero irme para aquellas tierras a pedalear con mi bici y en la ruta queda un lugar emblemático: Finse. A 1.222 metros sobre el nivel del mar, la estación de tren a mayor altitud de Noruega. Y, claro, el título de esta novela de Holt no engaña: 1222.

A 1222 metros sobre el nivel del mar, doscientos viajeros de un tren atrapado en la nieve se preparan para pasar la noche en un viejísimo hotel de montaña mientras se cierne sobre ellos la peor tormenta de nieve de la historia de Noruega. Pero no es la tormenta lo más peligroso esa noche. Casi en seguida uno de los de los pasajeros aparece muerto, asesinado. Atrapados como están, la inspectora de policía jubilada Hanne Wilhelmsen se esforzará en encontrar al culpable antes de que este vuelva a atacar. Pero Hanne también tendrá que vencer a sus propios demonios. Su particular búsqueda de la verdad ya le ha costado el amor de su vida, su carrera en el Departamento del Ministerio de Justicia así como un balazo en las costillas…

Esta es la octava entrega de las nueve que componen la serie que dedicó a la inspectora Hanne Wilhelmsen. La trama no es novedosa: un grupo de pasajeros –en este caso, eso sí, bastante amplio– se queda atrapado en un pueblo que, básicamente, es un hotel y algunas otras infraestructuras para el turismo, sea de invierno o de verano. Allí quedan aislados. Allí se comenten asesinatos y hay que llevar a cabo una investigación atípica. Wilhelmsen saca a pasear sus dotes para ello a la vez que desgrana unas cuantas perlas respecto a su ostracismo y mala hostia con un mundo que parece no ofrecerle ya demasiados alicientes, más allá de su familia.

Cuando por fin tuve fuerzas suficientes para romper del todo con mi familia, con mi neurótica, esnob, llena de prejuicios, académica y seudo religiosa, además de muy noruega, familia tampoco vi rastro del Señor. Lo único que encontré fue la resignada y triste seguridad de haber hecho lo correcto. Romper con la familia es la libertad que más cuesta. Equivale a romper con partes de ti mismo. Cortar partes de ti mismo.

Lo cierto es que leer a este personaje, Hanne Wilhelmsen, y pensar, a la vez, en su autora, Anne Holt, es sencillo. ¿Hasta dónde llega la autoficción?, ¿hasta cuánto se rellena el personaje de pensamientos propios de la autora? Quizá es solo mi imaginación, pero el paralelismo es inevitable. Y en todo ello, quién sabe si desencantada de su experiencia en la política (Holt llegó a ser durante un breve período de tiempo Ministra de Justicia en Noruega) o por lo que sea, el pueblo noruego no queda muy bien parado.

Son noruegos. Tienen algo que por alguna razón requiere una vigilancia extrema. Un objeto o una persona. […]

Realmente éramos una panda de desagradecidos. Realmente éramos noruegos, al menos la mayoría.

En fin, mi lectura de esta novela se enmarca en un viaje que realizaré. Si vas a transitar por la Rallarvegen y pasas por Finse, puedes añadirla a tu experiencia.

Imagen: https://denstoredanske.lex.dk/Bergensbanen

 

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