Esta es la segunda novela que leo de Aníbal Malvar, tras Ala de mosca. Esta primera me la fundí en unos pocos días y me dejó un regusto «diferente» respecto a otras novelas del género negro. Se nos presentaba una investigación que nos conducía a esa Galicia de narcotraficantes, pero con ingredientes familiares del todo originales y en donde hasta el 23F jugaba un cierto papel protagonista. El estilo de escritura del autor me impactó. Es «diferente», como comentaba antes. Así pues, fui a por una segunda novela. Y vaya novela. El estilo casi se vuelve onírico por momentos. Pero negro, muy negro.
En La balada de los miserables, también publicado en la Serie Negra de la Editorial Akal, Madrid y sus suburbios quedan catapultados a través de una historia de niñas objeto de tráfico casi por su bien. Sí, como lo lees. Se trata de salir de un barrio infame (o no tanto) para curar cicatrices, aunque las hay que se abren nuevas y otras que aguantan el paso del tiempo. Nuestro querido José Javier Abásolo escribía en Calibre 38 hace ya unos años:
Y es que además de una historia muy bien trazada y mejor contada, nos sorprende también por su estilo y su técnica. Junto a capítulos narrados de un modo más “convencional”, nos encontramos con otros relatados en primera persona por la Luna, la Vejez, la Placa de un policía o un loro, incluso por una rata que filosóficamente y en justa defensa de su especie nos dice que “la inteligencia y la supervivencia son valores inversamente proporcionales.
Ya veis qué personajes. Un desfile de seres de toda condición y pelaje. La novela avanza abriéndose paso entre degradación y verdades como puños. Los policías podrían no serlo. Forman parte de una escena en la que se van reuniendo con malhechores y con víctimas. No hay buenos y malos; solo son parte de un decorado que conforma las más de las veces una realidad paralela. Está ahí, intuimos que cobra vida, aunque lo imposible conviva con la brutalidad cotidiana. La droga es simple compañía para romper todo en mil pedazos.
Como comento, el estilo de escritura es verdaderamente peculiar. Pepe Jara (o mejor dicho, O’Hara) y su ayudante Ramos, El Bellezas, El Tirao o Soledad Ortiz son todo uno. Son la materia prima para transitar por una trama de la que nada bueno puede salir. Cada cual arrastra su miseria y la pasea por páginas escritas con un extraño aire cautivador. Muy recomendable esta novela que fue premio Violeta Negra 2015.
Imagen destacada: Diario de Madrid, CC BY 4.0, via Wikimedia Commons.
