Bueno, pues después de Viajo Sola y El Búho, de Samuel Bjork, he leído El niño en la nieve. De momento, voy a detener aquí mis lecturas de este escritor noruego. De Trondheim, para más señas. Ya os comenté en la reseña de la semana pasada que me había enfrascado en la lectura de esta novela. El Búho y El niño en la nieve han caído en el saco de novelas «vistas y no vistas». O sea, de esos que, no me digáis muy bien por qué, soy capaz de ventilarme en 2-3 días. Eso sí, a medida que voy leyendo, cada vez más sumergido en el universo del autor, me doy cuenta de que la trama se va convirtiendo en algo más o menos previsible. Por mucho giro final que el autor quiera incluir.
Mia Krüger se hace, si cabe, más protagonista en esta novela. Aunque no ocupara la mayor parte de las páginas, su sombra siempre está presente. La suya y la de su hermana, para decirlo con más propiedad. El cementerio de Åsgårdstrand nos lo recuerda.
Sigrid Krüger, hermana, amiga e hija. Nacida el 11 de noviembre de 1979. Fallecida el 18 de abril de 2002. Muy querida. No te olvidaremos nunca.
Me ratifico en el hecho de que la forma en que Bjørk construye sus novelas ayuda a quienes las leemos a no perdernos en la trama. Ya comenté que las «reuniones de recapitulación» son un recurso sencillo y eficaz. Al final, la investigación, enfocada desde un equipo, permite al autor aportar matices de las andanzas de cada una de sus componentes. Según el momento o el interés narrativo, puede pivotar hacia uno u otro de los personajes. Cada novela ofrece la posibilidad de saber más de alguien en particular.
Cuando decía que, tras estas tres novelas, voy a hacer un receso (quedarían otras dos de la serie), es también porque el «universo del autor» comienza a resultar, como decía, demasiado previsible. No es tanto por el hecho de saber lo que va a pasar (que puede no sea el caso), sino por las puestas en escena y el tipo de asesinatos que nos presenta. Las tres novelas que he leído muestran una especie de «modelo» por el cual la persona que asesina queda encasillada en unos parámetros quizá demasiado homogéneos. Pero, claro, entiendo que el autor «domina» cierta técnica y la explota.
De entre los elogios (comprados o no) que siempre acompañan a cualquier novela, me quedo a gusto con este, aunque lo de «original», bueno, hasta cierto punto:
Sus breves capítulos mantienen la fluidez de la intriga y van aumentando la tensión en este thriller nórdico original, construido con inteligencia y poblado además por personajes muy bien perfilados.
Pues eso, en la siguiente reseña creo que vamos a cambiar claramente de registro. Eso será el martes de la semana que viene.
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