Viajar

¿Movimiento? Bueno, ahora mismo el baile de neuronas parece desbocado. Sí, es tu imaginación, que se empeña en ponerlo todo patas arriba. Leyendo todo se revuelve. Antes de que los pies se muevan, antes de que el cuerpo cambie de latitud y longitud, antes de todo eso, el camino comienza en la imaginación. Con sus propias reglas dibuja, pone color y olor, anticipa. Curiosa otra forma de viajar.

Las paredes siguen inmóviles, ahí enfrente. Nada incita al cambio. Todo en su sitio, en su zona de confort, disfrutando de su vista cotidiana. Y tú, en cambio, lejos. Primero fue una simple idea que recorrió muy deprisa tu pensamiento. Algo hizo que volviera. Algo que se detuviera y que, al final, se quedara un tiempo a vivir contigo. Jugó con tus momentos ociosos y terminó por cautivar tu atención. Estás en fase de enamoramiento.

Porque ahora ha explotado en todo su esplendor. Viene y va, pero la idea comienza a tomar forma. El viaje se va perfilando, comienzan los kilómetros, los paisajes casi reales, las carreteras olvidadas, las pistas. El trazo grueso deja paso a unos primeros detalles. Un pueblo, una ciudad, la costa, el bosque. Empiezan a llegar datos que se arremolinan porque las opciones parecen infinitas. ¿Por dónde ir? Y sabes que en este momento, cuando ocupa tu pensamiento, ya has comenzado a viajar.

¿El destino? No importa la realidad, de momento solo es una mezcla de deseo e ilusión con apenas unas pocas gotas de realidad. Porque la imaginación la deforma, la anticipa y pre-interpreta. Y luego puede que sí. O puede que no. Puede que el viaje quede solo en tu imaginación, allá en la habitación del fondo junto a otros proyectos. Pero eso no impedirá que lo puedas disfrutar.